Terra
en ti
erro
Acción realizada dentro del II MOLA - Mostra Osso LatinoAmericana de performances urbanas 2013 en manglar de Trancoso (Bahía - Brasil)
(ACTOS DE VIDA – TIEMPO – TRANS FORMACION - MUERTE)
Antes de viajar a
Trancoso vi un video en el cual la comunidad local de indios Pataxó
Hã-Hã-Hãe de Água Vermelha, encontraba unas urnas funerarias, que según ellos, comprobaría
la milenaria presencia indígena en esta región. En esta excavación se
encontraron cerámicas, en forma de grandes potes, que albergaban huesos
humanos. Estas Urnas funerarias les ayudaría a desmentir la alegación de los
latifundarios que dicen que la Reserva Indígena les pertenece a ellos y no a
los Pataxó.
Luego de ver el video
pensé en trabajar con los Pataxó una acción simbólica de enterrar ¨futuro¨, o
un ¨micro-museo del futuro¨, que consistiría en enterrar sus cosas personales y/o aquellas que creían significativas en una urna comunal,
la cual enterrarían conjuntamente, dejando huella de su historia en ese momento…
Pero eso no pasó.
Para qué sirve enterrar?
Me gusta pensar que uno de los actos más antiguos de la historia del ser humano, el enterrar, este tan ligado a los conceptos de vida y muerte. (Se entierran a los muertos y a las semillas). Realizar un acto similar con un cuerpo muerto que con una semilla nos habla de una conciencia de la tierra como lugar de trans-mutación y trascendencia. Al sembrar a nuestros muertos, sembramos memoria con ellos, y de ellos crece un conocimiento que con el tiempo nos enseña más de lo que había en ese momento. [1]
El errar del ser en el tiempo: Ente-errar.
Una de las propuestas del encuentro de MOLA era justo eso, errar-deambular por los lugares a intervenir. Me pareció significativa la unión de estas dos palabras y decidí errar-deambular hasta encontrar ese lugar donde naturalmente se den esos procesos de vida-(transformación)-muerte, y viceversa. En ese errar-deambular tenía muy presente también que me encontraba en la isla del des-cubrimiento. En ese lugar que, en algún momento, fue la tierra prometida y que terminó siendo la tierra arremetida. Empecé a sentir cierto instinto de profanación si es que re-movía y colocaba algo dentro de esta tierra. Por una cuestión muy personal y simbólica tenía ganas de realizar ¨algo¨ en este espacio que de alguna forma rompiera con ese trato de profanación sufrido en esta tierra por años.
Me gusta pensar que uno de los actos más antiguos de la historia del ser humano, el enterrar, este tan ligado a los conceptos de vida y muerte. (Se entierran a los muertos y a las semillas). Realizar un acto similar con un cuerpo muerto que con una semilla nos habla de una conciencia de la tierra como lugar de trans-mutación y trascendencia. Al sembrar a nuestros muertos, sembramos memoria con ellos, y de ellos crece un conocimiento que con el tiempo nos enseña más de lo que había en ese momento. [1]
El errar del ser en el tiempo: Ente-errar.
Una de las propuestas del encuentro de MOLA era justo eso, errar-deambular por los lugares a intervenir. Me pareció significativa la unión de estas dos palabras y decidí errar-deambular hasta encontrar ese lugar donde naturalmente se den esos procesos de vida-(transformación)-muerte, y viceversa. En ese errar-deambular tenía muy presente también que me encontraba en la isla del des-cubrimiento. En ese lugar que, en algún momento, fue la tierra prometida y que terminó siendo la tierra arremetida. Empecé a sentir cierto instinto de profanación si es que re-movía y colocaba algo dentro de esta tierra. Por una cuestión muy personal y simbólica tenía ganas de realizar ¨algo¨ en este espacio que de alguna forma rompiera con ese trato de profanación sufrido en esta tierra por años.
En el errar descubrí
el manglar. Sus claro oscuros, sus reflejos, su color
negro-amarillo-verde-azul, su agua en movimiento, su olor, su ensueño, me
atraparon. Aunque suene una exageración, la sentí latir bajo mis pies, o tal vez
sentí a los miles de cangrejitos que nacían y morían ahí. Alguien me dijo: ¨es
un lugar de des-composición¨ y yo
sólo podía pensar que era un lugar de re-composición.
Nunca había estado antes en un manglar y viéndolo pude sentir lo que era descubrir.
Más allá de toda la mitología y religiosidad que fui descubriendo después alrededor del
manglar, asociada a los Orishas, a Nana Borukú divinidad protectora de los manglares, señora de la
muerte, y responsable por los portales de entrada (reencarnación) y de salida
(desencarne); sentía que había llegado el momento de enterrarse
antes que enterrar.
Fue ahí que pensé en la
construcción de un imaginario que dejará huella del uso de un manglar, no sólo
como un espacio turístico o de paseo, sino como un espacio habitado y
re-contextualizado por sus propios habitantes. Creo que es una labor necesaria,
en un momento en que la producción a gran escala y las actividades extractivas
le dejan poco o nada a la naturaleza, inventarse un ¨rito¨, inventarse una
imagen que le de otro tipo de ¨vida¨ a estos espacios, para que quede un
registro de que estos lugares no son recónditos, ni despoblados, ni olvidados,
sino que aún ahora, están llenos de costumbres y creencias de personas que lo
necesitan y que no quieren que esta tierra desaparezca.
En la acción, le pido a Sara
Panamby (colega brasilera parte del encuentro) que me entierre, guíe y acompañe
a lo largo del manglar, me coloco y le coloco la frase: ¨terra en ti erro¨.
Luego ella me traslada por todo el camino, en una especie de rito de
transición; pero también en un rito de una construcción de una visualidad de
que este espacio le pertenece, lo habita y lo hace suyo…
[1] Los
aymaras, por ejemplo, en un estudio sobre su lenguaje y el uso de los tiempos
futuro pasado, manifiestan y visualizan el futuro atrás y el pasado adelante.
Porque el pasado es eso que ya sucedió y lo puedes ver (y por eso está frente a
tus ojos) y el futuro está atrás porque aún no lo has visto y es un misterio.

en ti
erro
Segunda Acción realizada dentro del II MOLA - Mostra Osso LatinoAmericana de performances urbanas 2013 en la fachada del cementerio de Arraial de Ajuda (Bahía - Brasil)

En la fachada del antiguo cementerio de Arraial enterré siete vasos con agua (del mar), volviendo a la idea de muerte y trascendencia, pensando en el útopico de que algún día ¨alguien¨ encuentre esa agua…